Eran las 7:30am. El Metro estaba full. No parecía sábado. Dos chicos y una muchacha se suben en una de las estaciones. Lucían trasnochados o mal dormir. Sus cuerpos tatuados, sus orejas perforadas y su corte de cabello se combinaban plenamente con sus expresiones y su conversación. "Marico, la muchacha estaba bonita, pero no sabía pinchar. Mira a mi me pinchó". Estira su brazo y se ve claramente la marca del pinchazo, igual que cuando nos sacan la sangre para un examen del colesterol. "Huelo a fogón, siempre me pasa en la montaña y el olor se me queda por muchos días". Seguramente venían del Ávila. El muchacho no paraba de hablar con uno de sus amigos; mientras, la chica, de Guarenas, se sentaba en el piso del vagón a pasar los efectos del alcohol y droga. Pasó la noche con ellos y hace un par de días "con unos panas de Catia". No superaba los 17 años y practicamente vive fuera de su casa. Pudimos entender quienes oíamos su conversación.
El chico que huele a fogón y leña es el único que no es hijo del papá de todos sus hermanos, pero es el más pequeño de la casa y su mamá lo dejó claro en su prole "cuidenlo...él es el menor".
En Los Teques, un día, uno de sus hermanos lo vio y sintió su olor a fogón. "Qué haces ahí"..."Salvame con unas lucas" y así fue. Su hermano lo salvó esa y muchas veces más. "Soy piedrero y así me aceptan porque yo trabajo".
Esta es una reflexion para Mi Gente de Gisela Rodriguez Verasmendis.
Este es mi espacio. Aquí reflejo lo que me sucede conmigo misma y con mi entorno. Las cosas buenas y no tan buenas que nos depara el día a día.
sábado, 5 de octubre de 2013
martes, 6 de agosto de 2013
El 6 de agosto de 1622 fue fundado Carayaca, mi pueblo natal.
En 1622, es fundado por Pedro J. Gutiérrez de Lugo, el Pueblo de Carayaca en el estado Vargas.
Fue considerado en sus orígenes como "Centro de indios" y se dice que posible fué un asentamiento prehispánico. Este poblado se ubica en la cresta de la montaña que divide las aguas de la cuenca media de los ríos Petaquire y Oricao. Carayaca se ha organizado en torno a una vía principal, en la que se encuentran edificaciones tradicionales de un piso, que coexisten con otras de construcción reciente. Carayaca conserva todavía una apariencia uniforme, con calles sinuosas y estrechas adaptadas al terreno. En este conjunto urbano se encuentra la Iglesia de Carayaca, declarada Monumento Histórico Nacional el 2 de agosto de 1960.
En este pueblo hermoso nací, en su único hospital. Mis primeros años los pasé en Petaquire, un tranquilo caserío agrícola. Ahí, hasta sus últimos años de vida, vivió Luis Quintero, mi padre. Muchos recuerdos, unos más lindos que otros, pero todos formando nuestro ser. Ahí, se mantiene nuestra casa, nuestra montaña..ahí está parte de nuestra historia, de nuestra vida.
Fue considerado en sus orígenes como "Centro de indios" y se dice que posible fué un asentamiento prehispánico. Este poblado se ubica en la cresta de la montaña que divide las aguas de la cuenca media de los ríos Petaquire y Oricao. Carayaca se ha organizado en torno a una vía principal, en la que se encuentran edificaciones tradicionales de un piso, que coexisten con otras de construcción reciente. Carayaca conserva todavía una apariencia uniforme, con calles sinuosas y estrechas adaptadas al terreno. En este conjunto urbano se encuentra la Iglesia de Carayaca, declarada Monumento Histórico Nacional el 2 de agosto de 1960.
En este pueblo hermoso nací, en su único hospital. Mis primeros años los pasé en Petaquire, un tranquilo caserío agrícola. Ahí, hasta sus últimos años de vida, vivió Luis Quintero, mi padre. Muchos recuerdos, unos más lindos que otros, pero todos formando nuestro ser. Ahí, se mantiene nuestra casa, nuestra montaña..ahí está parte de nuestra historia, de nuestra vida.
miércoles, 12 de junio de 2013
Restrepo: Gente aislada por la tecnologia
“La gente se aísla, prescinde de los demás”, dijo Javier Darío
Restrepo, para referirse a la paradoja que existe con la tecnología, pues
aunque esta debería unir a personas o grupos, lo que estamos viendo es que más
bien los aísla.
Un ejemplo muy sencillo y que a todos nos ha pasado en algún momento,
ilustra la situación. En un almuerzo en el trabajo o una reunión familiar,
vemos como muchos de los presentes se mantienen revisando el teléfono, viendo
correos, Twitter, Facebook, etc. Su cuerpo está ahí, con los demás, pero su
mente está en otro lado.
Otra de las reflexiones de Restrepo es sobre la perdida de la
propiedad intelectual pues todo lo que se sube a Internet la gente lo asume
como que es de todos.
Habla de una batalla constante contra el tiempo que libran quienes
trabajan en web y en esta batalla una de las bajas más frecuente es la verdad.
Con Internet, dice el periodista, se aleja a pasos agigantados la
posibilidad de reflexionar, pues el objetivo es actuar con rapidez.
En el mundo digital el periodista debe humanizar a través de la información.
Se pregunta si la ética es la que debe adaptarse a las nuevas técnicas, o son
las nuevas técnicas las que deben adaptarse a la ética. Su respuesta: la ética es
cuestión de actitud y no de normas. Cualquiera sea la técnica debe prevalecer
los principios éticos, la verdad, etc. Así como se trabaja con ética para los
medios tradicionales, en Internet debe mantenerse.
El periodismo es una profesión para gente inteligente con
compromiso con la sociedad. Ser periodista es tener el privilegio de poder
cambiar algo todo los días. Y para que el periodista no pueda ser reemplazado
por una cámara o un periodista ciudadano, debe hacer lo que una maquina no
puede hacer: explicar por qué suceden las cosas, explicar los procesos. Ir al análisis
y a la reflexión.
El maestro de la Fundación Nuevo Periodismo estuvo hoy en el Seminariode Diseño de la Información organizado por la Cadena Capriles. Excelentes
ponentes y una muy buena organización. Un espacio para compartir saberes y
reencontrarse con los colegas.
Etiquetas:
periodismo,
periodismo ciudadano,
Restrepo,
SDI
domingo, 2 de junio de 2013
Uno de tantos
El despertador corta el sueño. Ahora o nunca. Son las 5 de la mañana. El día se vislumbra fuerte…o más bien la semana. Talleres, reuniones, el foro, la rutina, los lectores y una cita médica copan la agenda…Apenas es martes. Ni hablar del lunes.
Llego temprano, los lectores de Líder me esperan. Beisbol, la temporada de básquet, evaluación de portadas…por momentos me pierdo, divago: me faltan detalles del taller de periodismo y confirmaciones del foro…regreso y seguimos con Cabrera, Limardo o cualquier otro deportista. Termina el encuentro. Hora de almorzar. Intento hacerlo rápido, pero la sobremesa me espera. No puedo rehusarme. Cedo a la tentación y me relajo en una placida conversación.
De pronto, caigo en cuenta…el odontólogo me espera antes de las 5:00pm. Daniela, mi hija, ya no puede con el dolor en la muela. Todavía tengo muchos cabos sueltos en la RU con el taller, el ministro que no termina de confirmar su asistencia al foro, el director full y no hemos podido hablar, las tareas diarias y los imprevistos de última hora. Mi adrenalina esta a millón. Intento recordar alguna frase de esas de “autoayuda”, pero nada, ninguna llega.
Avanzo. Me reúno con el director y confirmo asistencia del viceministro. Un caso menos. Reviso taller de periodismo, chequeo y delego algunos puntos. Tomarme un café resulta imposible. Me disculpo con el visitante que lo ofrece y acordamos otro momento.
Alguien se acerca y pregunta por la entrada al foro. Varios medios interesados que quieren saber sobre las acreditaciones: Es abierta, que vengan, digo y sigo en lo mío. Ya son las 4, siento que no llego. El llanto de Daniela me atormenta y decido poner fin. Tomo mi casco y me marcho, con 10 pacientes por delante. Ahora es que queda día.
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